¿Qué son los reflejos primitivos?
Desde que el bebé está en el útero materno recibe estímulos a través de sus sentidos aún inmaduros.
A medida que el bebé se va desarrollando aparecen los reflejos primitivos. Éstos, son actos motores automáticos que permiten inicialmente la supervivencia del bebé (bajada por el canal del parto, primera respiración, succión…) y progresivamente la adquisición de sus hitos de movimiento (voltear, reptar, gatear, caminar…).
Los reflejos primitivos aparecen durante el desarrollo prenatal y postnatal temprano y, después de haber ayudado al bebé, sobretodo en el primer año de vida, deben desaparecer y transformarse en patrones de movimiento más complejos.
Si estos reflejos permanecen activos habrá una debilidad o inmadurez cerebral, y afectará no sólo a las habilidades motoras gruesas o finas sino también a la percepción sensorial y cognitiva.
Los reflejos primitivos se integran a partir de la repetición de movimientos. Si estos movimientos no se repiten el suficiente número de veces o no se dan las condiciones necesarias para que el bebé se mueva en libertad, puede que algunos de los reflejos no se integren.
No obstante, podemos darle una segunda oportunidad al cerebro mediante la práctica de un programa de ejercicios personalizados a través de la Terapia del Movimiento Rítmico.
Terapia del Movimiento Rítmico
La Terapia del Movimiento Rítmico es un terapia desarrollada por Harald Blomberg, doctor en medicina y especialista en psiquiatría.
La Terapia del Movimiento Rítmico es una terapia fácil de realizar y habitualmente resulta agradable para la mayoría de las personas. Se trata de la ejecución repetitiva de movimientos rítmicos que involucran todo el cuerpo y pequeñas presiones isométricas en distintas partes del cuerpo. Se lleva a cabo en el suelo o una superficie dura y se basa principalmente en la imitación de los movimientos propios realizados por los bebés de forma natural durante su crecimiento y desarrollo. Bastarán 10 a 15 minutos diarios para comenzar a notar los beneficios en pocas semanas.
Estos movimientos suponen un estímulo de varios sentidos, órganos y sistemas del cuerpo, lo cual provoca que la atención y la concentración aumenten, logrando que la impulsividad y la hiperactividad disminuyan. También mejora el tono muscular, la postura, la respiración y la coordinación corporal.
No importa la edad para realizar la terapia de movimientos rítmicos, ya que está diseñada para estimular el desarrollo e integración del sistema nervioso, muscular y óseo. Todos tenemos reflejos que probablemente no están integrados, provocando compensaciones corporales que interfieren con la ejecución de cualquier actividad y nos dan una mala información a la postura. Precisamente, hacemos movimientos rítmicos para integrar los reflejos primitivos y optimizar nuestras destrezas.
¿Quién puede necesitar esta terapia?
- Problemas posturales en bipedestación, en posición sentada o escribiendo. En ocasiones son personas que giran mucho la hoja o se sujetan la cabeza para escribir.
- Pobre coordinación general, óculomanual y óculopodal. Problemas para aprender a dar la voltereta, saltar a la pata coja o montar en bicicleta.
- Poco equilibrio.
- Lateralidad y movimientos cruzados. Dificultad en la organización.
- Problemas visuales.
- Control de esfínteres.
- Problemas de atención y concentración. Hiperactividad, distracción o impulsividad.
- Comportamiento muy introvertido y tímido o agresivo. Miedos y apegos.
- Palabras entrecortadas, lenguaje pobre y tardío.
- Hipersensibilidad a la luz, al tacto, a los estímulos visuales o kinestésicos.
- Mala letra.
- Mareo por movimiento.